miércoles, 25 de agosto de 2010

Carta al Señor Alcalde del Distrito Nacional

Antes de nada señor alcalde permítame saludarlo, no se si de alguna manera esta carta llegara a sus manos o si tendrá noticias de las mismas a través de algún allegado o conocido, pero he decidido utilizar la tecnología para hacerle llegar mis opiniones y pensamientos con respecto a la situación que esta atravesando nuestro querido Distrito Nacional.
Un sábado cualquiera mientras me encontraba caminando por las calles de la ciudad capital, comencé a añorar, fruto del fuerte calor incandescente, los frondosos arboles que mitigaban en épocas de antaño el poderoso astro rey. Reconozco su ferviente deseo de querer recuperar las áreas verdes y espacios públicos de nuestra amada ciudad, pero critico su metodología, la tala de arboles antiguos y su respectiva sustitución por palmeras. Espero que sus deseos por modernizar su municipio, no le hayan hecho olvidar que vivimos en un país tropical, caracterizado por el fuerte sol , un majestuoso mar Caribe y un bello océano Atlántico que además de brindarnos hermosas playas, aumentan la humedad relativa. No se si parte de su discurso defensor de postura de sembrar palmas, sea alegando que estas interactúan mejor contra ciclones, su simple función estética o sencillamente el emular a ciudades con climas parecidos que escogieron esta planta como emblema. Sin embargo existen algunos factores que debería sentarse a analizar, No reclutaría igualmente efectivo podar las copas de los arboles de las diferentes avenidas para que estos no hagan resistencia a los vientos huracanados, como hacen en Cuba cada vez que se acerca un fenómeno atmosférico, otro alegato podría ser que las raíces de los arboles frondosos representan una grave amenaza para las calles y aceras de la ciudad, pero no seria otra solución igualmente efectiva sembrar estos arboles a una mayor profundidad para enterar las raíces lo mas hondo posible.
Vuelvo a reiterarle que no critico su política de recuperación de las áreas verdes y espacios públicos, pero considero que puede ser mejorada, siempre he sido defensor de la postura que las soluciones que se apliquen a nuestro país sean el fruto de un estudio integro de la sociedad dominicana, soluciones propias y no la implementación de mecanismos que funcionaron en otros países. Aun cuando resido en el municipio de Santo Domingo Norte, el noventa porciento de mis veintiocho años de vida los he pasado estudiando, trabajando y comiendo de este lado del puente, por lo que me siento una persona que sufre alguna intervención inadecuada por parte de las autoridades municipales del Distrito Nacional.
Recuerde señor alcalde que estamos en una situación ecológica globalmente preocupante y donde cada año la temperatura mundial aumenta, cada país debe aportar su granito de arena. Me despido de usted pidiéndoles mas sombras y mas arboles, para vivir en una ciudad realmente posible.