miércoles, 29 de mayo de 2013

Por un espacio público potable



El espacio público, es como el agua que siempre es buena para la salud de los seres humanos y refrescante al consumirla. Su importancia no radica solamente en el simple hecho de la frescura mental y espacial que esta ofrece a la ciudad sino el hecho de convertirse este en lugar de interacción urbana de los diferentes actores que componen la sociedad, es aquí donde el KRATOS (poder) del DEMOS (pueblo) debe llevarse a su máxima expresión. La interacción social cotidiana ocurre en esta intangibilidad que se vuelve visible al ser delimitado por los espacios de uso privado. Tanto en las sociedades capitalistas como en las sociedades “comunistas” el mismo se ha convertido en un factor primordial al momento de analizar la calidad de vida de sus habitantes. El mismo no se ha encontrado ajeno a las luchas por el poder y al uso por parte de los regímenes totalitarios, que es un tema que abordare más adelante en mi artículo arquitectura y totalitarismo. El espacio público se convierte en el lugar donde todos podemos estar sin importar nuestro nivel social, cultural o económico. Por lo tanto no solamente debemos ponderar por la creación del mismo sino que debemos abogar porque el mismo cuente con la calidad necesaria, no es simplemente sentarnos y tratar de cumplir con porcentajes preestablecidos que se basan más en la cantidad que en la cualidad. Como todo lo creado por el ser humano el espacio público teórico, es utópico e inalcanzable para la realidad capitalista que convive con nuestras metrópolis.
En tanto la potabilidad, un término referente al nivel de Calidad que ha de tener algo, generalmente el agua,  para que pueda ser consumida por el hombre sin peligro para la salud, ausencia de elementos patógenos, es un elemento del espacio público que aun cuando es esencial es uno de los aspectos que más marca las diferencias sociales de los diferentes espacios públicos de las urbes donde los barrios periféricos y marginados que tienen una mayor necesidad del mismo la calidad y extensión es simplemente deprimente en contraste con los localizados en las áreas más céntricas de la ciudad cuentan con lugares majestuosos. Ya sea México, Estados Unidos, Francia, Colombia, Haití, países muy diferentes cultural, lingüística y económicamente hablando la realidad es que los guetos (En la estructura urbana actual, se ha procedido a aplicar el término a los barrios dispersos separados del resto de la ciudad y poblados por cualquier concentración poblacional de origen étnico, cultural o religioso, que viven allí especialmente debido a la presión social, económica o jurídica: por ejemplo, un barrio de afroamericanos en Nueva York, un barrio de mexicanos en Los Ángeles, un barrio periférico de mayoría musulmana en París, un barrio de rumanos en Castellón o un barrio de mayoría sudamericana en Barcelona; también se hace alusión a los barrios periféricos marginales.)[1] y demás barrios que pertenecen a las periferias cuentan con estructuras urbanas decadentes, poco potables y que en vez de servir como válvulas de alivio, les recuerdan a sus moradores el estado deplorable de su situación social y marca aún más la brecha social, es irónico que son los sectores sociales más necesitados y pobres que hacen mayor uso de las áreas públicas los que menos calidad reciben, sin embargo al movernos por las zonas de mayor plusvalía observamos no solo espacios públicos grandes y emblemáticos como los Champs Elysees en Paris y central park en New York, donde son conocidos no solo por su belleza sino también por su pulcritud.
Como arquitectos y urbanistas debemos ayudar a la democratización de los espacios urbanos y públicos no solo con planteamiento teóricos, a su vez es ayudar a las áreas marginadas a mejorar su imagen y hacer conciencia en sus moradores para el mantenimiento de las mismas, ya que estas han de representar la victoria del siglo XXI para las masas pobres y menos favorecidas de los países industrializados y aquellos en vías de desarrollo.


[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Gueto

miércoles, 15 de mayo de 2013

Niemie Poliklinik kadiovaskile











Envejecientes y ciudad



Han pasado ya cuarenta años desde que Juan y María, compraron un cuarto piso en un apartamento de la ciudad de Santo Domingo, en un sector que ellos consideraban tranquilo, con buena calidad en los servicios y desde donde podían llegar sin mayores contratiempos a cualquier lugar de la ciudad capital, en pocas palabras su pequeño refugio. Aun cuando Vivian en un cuarto nivel, la falta de ascensor no les disgustaba, lo veían como una manera de hacer ejercicios, María, amaba las relucientes pero  pesadas bañeras de acero esmaltado y aun cuando el baño no era inmenso le gustaba la intimidad que sentía estando en él. Los años pasaron, Juan y María, observaban como desde su punto de vista todos los años le agregaban un peldaño más a las escaleras, el baño intimo resultaba incómodo para el uso, la bañera los había hecho caer un par de veces, el pasillo largo se oscurecía con el pasar de los años, los tomacorrientes se estaban colocando cada día más abajo en las paredes y de repente sin darse cuenta su pequeño refugio se convirtió en su prisión. Al igual que Juan y María, esta es la realidad de muchos adultos mayores dominicanos, que sufren en la actualidad un autoaislamiento provocado por la arquitectura habitacional que tradicionalmente se construye en nuestro país.
La realidad es que vivimos en un mundo que envejece, el envejecimiento con el pasar de los años no será un problema único y exclusivo de los países industrializados, sino también de países en vías de desarrollo y tercermundistas como el nuestro, la ONU estima que para el 2050 el 22% de la población mundial sobrepasara los 65 años, en Latinoamérica este sector de la población representara el 18%. Es por lo tanto que debemos pensar que haremos en el futuro, como podemos evitar convertirnos en Juan y María.
Antes que nada, debemos pensar en prevención, lo primero que a resolver es la accesibilidad, la vivienda debe ofrecer facilidades para el acceso, que las habitaciones estén concentradas en un primer nivel, un accidente cerebrovascular podría vetar a una persona de utilizar el segundo nivel de una vivienda y con ello la habitación grande,  si se adquiere un apartamento en algún piso elevado debemos procurar que el edificio posea ascensor, cambiar las bañeras por duchas, el baño es una de las áreas más peligrosas de la casa, al envejecer las personas tienen mayor dificultad para subir pies, así mismo los materiales de las bañeras resultan resbaladizos aumentando el riesgo de una caída, por lo que es recomendable la utilización de barras de agarre en todos los aparatos sanitarios, en el caso de minusvalía tomar en cuenta el giro de las sillas de ruedas, las puertas deben abrir hacia afuera para facilitar el acceso al cuarto de baño en caso de que la persona sufra algún accidente. Así mismo en los diferentes espacios como la habitación, la cocina, la sala y el comedor también deben pensarse como espacios seguros, libres y fluidos, en ocasiones la colocación de simples elementos o el amueblamiento adecuado pueden marcar la diferencia ya que tendemos a transitar entre el mobiliario, claro que mientras somos jóvenes y agiles esto no es ningún inconveniente los problemas vienen con la edad; está determinado que al envejecer el área que ocupa el ser humano para desplazarse es mayor. Fuera de las concepciones espaciales el mayor obstáculo o barrera dentro de una vivienda lo constituyen elementos como altura de tomacorrientes, en las cocinas aspectos como las alturas de alacenas y gabinetes ayudan a disminuir el esfuerzo físico, en cuestiones de dimensión pasillos de un metro cincuenta centímetros de ancho, pisos con terminaciones neutras que disminuyan los reflejos indeseados, la correcta iluminación tanto natural, con ventanales más amplios que le permitan a una persona desde una silla admirar el exterior, así como artificial;  incluso cuestiones triviales como estufas eléctricas en vez de estufas de gas ( por un simple olvido se pueden dejar las hornillas abiertas y estas pueden causar envenenamiento severo por gas propano e inclusive la muerte) aspectos como timbres visuales, para aquellas personas mayores con problemas auditivos.
En resumen vemos como más que una arquitectura ortopédica llena de barras de agarres, rampas en vez de escaleras, entre otros el simple hecho como tomacorrientes más altos, la altura de los gabinetes de las cocinas, alarmas visuales, ventanas más amplias y el tener superficies sin desniveles mejorarían sustancialmente la calidad del espacio habitable del envejeciente, cuestiones que resultan ser preventivas y que pueden tomarse desde la etapa de concepción del diseño por parte de los arquitectos en aquellos casos donde se contraten los servicios de un profesional para la proyección de una vivienda unifamiliar o la de edificios de apartamentos. Simplicidades y sencilleces que marcan la diferencia en la vida del usuario, creando una mayor autonomía, permitiéndole al adulto mayor sentirse útil y diciéndoles que la vejez no es el final de la vida sino el comienzo de otra etapa maravillosa.

VIRIDI ARCHITECTURA ( Arquitectura verde)



Una pequeña reflexión
Todo el mundo desea ser verde en este momento, no importa si eres una fábrica de chocolates, una empresa de desarrollo de software, una institución bancaria, el objetivo es estar a la moda de la sostenibilidad. Por lo tanto no es de sorprendernos que a la arquitectura llegara esta moda, ya sea  por petición del cliente o simplemente por iniciativa propia, todos queremos hacer arquitectura verde.
Dentro de la arquitectura no sería una novedad muchas de las variables que la arquitectura sustentable propone, a lo largo de los años muchos arquitectos han sentido la necesidad de poner sus obras en contacto con la naturaleza, ya sea llamada arquitectura solar, arquitectura bioclimática o arquitectura alternativa al final todos persiguen un mismo objetivo, la diferencia está en la importancia que le dan a un punto más que ha otro.
Santo domingo no ha querido quedarse atrás en este sentido, muchos arquitectos han comenzado a implementar a pequeña, mediana o gran escala uno que otro precepto de la arquitectura sustentable, sin embargo el hecho de tener un techo verde, paneles fotovoltaicos o simplemente colocar enredaderas en las paredes de la edificación no es suficiente para denominar a un edificio sustentable o verde, el color no define cuan verde eres en cambio la responsabilidad al medio ambiente si.
Antes que nada debemos saber a que se refiere el termino sostenibilidad o sustentabilidad, ambos vocablos se refieren a lo mismo, fruto del trabajo que realizara la comisión mundial de medio ambiente y desarrollo de las naciones unidas, que en el año 1987 redacto el conocido el informe Brundtland "Nuestro futuro común" (Our common future), en este documento se utilizo el termino SUSTAINABLE DEVELOPMENT lo que se tradujo al español como desarrollo sostenible o desarrollo sustentable, la gran preocupación expuesta en el mismo fue el del impacto de las actividades humanas en el medio ambiente, afectando la biodiversidad, las fuentes de aguas potables, y demás ecosistemas, se planteo igualmente la capacidad que debía generarse de la satisfacción de las necesidades de la actual sociedad sin comprometer los recursos para que las generaciones futuras.  Lo sostenible debe ser capaz de representar el presente sin comprometer el futuro, una tarea que muchos podrían definir como muy difícil por la concepción histórica del desarrollo de los procesos de urbanización del ser humano y la tendencia global que actualmente incita más al consumo que a la preservación.
Como arquitectos, nos enfrentamos al reto de encontrarnos con un cliente con ansias de tener un edificio sustentable, la realidad de la inversión primaria y los compromisos posteriores hacen que muchos den marcha atrás sus planteamientos, en una sociedad netamente capitalista donde la mayoría de las veces las decisiones en un proyecto se toman más por su factibilidad económica que por su viabilidad ecológica, es un poco optimista el denominarse abanderado de la arquitectura sostenible. 
Una edificación que desee ser considerada verde debe estar más allá del plantar un árbol en el techo, el de aprovechar las aguas pluviales o la simpleza del reciclaje de los desechos sólidos, la complejidad del asunto nos lleva a pensar sobre la veracidad de la sostenibilidad de alguno que otro edificio autodenominado verde.
¿Cuan verde somos?
Es la pregunta que deberíamos hacernos al momento de señalar nuestra edificación como arquitectura verde, la misma la podemos responder mediante un autoanálisis o someternos ante organizaciones especializadas en la evaluación medioambiental de edificaciones, entre las que podemos mencionar el LEED (Leadership in Energy & Environmental Design), con representación internacional a través del Green Building Council en más de 20 países.
·         Entornos sostenible, se refiere a la reducción del impacto ambiental en el ecosistema circundante y las fuentes de aguas.
·         Eficiencia en el uso del agua, el uso consciente del agua potable, así como la reutilización y disposición final de las aguas servidas, se busca reducir el consumo innecesario del mismo.
·         Energía y atmosfera, consumo moderado de los recursos energéticos
·         Materiales y recursos, el reciclaje de los desperdicios y manejo consciente de residuos
·         Medio ambiente interior, propone una mejor calidad del aire, visuales e iluminación natural.
Como observamos la sostenibilidad o sustentabilidad de un edificio más que la simple concepción arquitectónica de los espacio, el uso de materiales ecológicos y nuevas tecnologías que promueven el ahorro, ha de ser un modo de vida, una nueva concepción hacia el ecosistema y un respecto constante por el medio ambiente. Los arquitectos tenemos por delante un gran compromiso al diseñar edificios donde el confort visual, térmico, auditivo, climático que facilite al usuario la adopción de un modo de vida ecológico.