jueves, 13 de junio de 2013

ARQUITECTURA Y PODER 2-5



Antes que nada debemos tomar en cuenta que en Alemania se utilizó el termino tercer Reich «Gran Reich alemán» (Grossdeutsches Reich), producto de la propaganda nazi, que contaba al Sacro Imperio Romano Germánico como el primer Reich o imperio, al Imperio alemán de 1871 como el segundo y a su propio régimen como el tercero. Cabe destacar las aspiraciones de Hitler, para ser pintor, esto le motivo a apoyar el desarrollo de las artes de manera afín a la ideología nazi, así como la educación las artes fueron utilizadas por la maquinaria propagandista del partido nacional socialista alemán para afianzar su poder y reeducar a los alemanes de acuerdo a sus ideologías de supremacía racial. La arquitectura no fue dejada aparte y con Albert Speer, bajo su mando Hitler se propuso convertir a Berlín en la capital más imponente del mundo.
Debemos analizar que la arquitectura en el caso de los países dominados por regímenes totalitarios son un reflejo del alma de la persona que se encuentra a la cabeza de la misma, la arquitectura del tercer Reich tomo como base los elementos de la arquitectura clásica de la época del imperio romano, tanto porque Hitler se manifestó admirador de la misma, la concepción histórica del mismo que considero a los romanos como verdaderos arios así como por el contexto histórico en el que se basó el sistema nazi para denominar su periodo histórico como el tercer imperio, siempre recordando que bajo Carlomagno se fundó el Sacro imperio Romano Germánico. Esto podría formar parte del plan de Hitler para exaltar el nacionalismo que resulto ser la base del nazismo. Así mismo el aumento de las proporciones de los elementos arquitectónicos, estaría muy relacionado con el hecho de afianzar la ideología de la grandeza de las proezas germanas, la idea de Hitler sobre su propia grandiosidad haciendo que por ende la arquitectura se convirtiera para todo alemán en la prueba irrefutable de la avasallante personalidad de Hitler, capaz de enardecer a las masas mediante su oratoria, con esto no quedaría duda de que Alemania se encontraba en su tercer renacimiento.
Mientras planeaba estas estructuras, Speer inventó el concepto del «valor de la ruina»: los grandes edificios debían ser construidos de tal manera que fueran ruinas estéticamente agradables pasados miles de años, como testamentos de la grandeza del Tercer Reich, del mismo modo que las ruinas grecorromanas eran símbolos de la grandeza del mundo de la antigüedad clásica. Hitler abrazó con entusiasmo estos conceptos y ordenó que los edificios más importantes del Reich fueran construidos de acuerdo a ellos.
El mismo Albert Speer nos explica parte del concepto arquitectónico de la Alemania nazi él  dijo: «Las construcciones modernas no eran muy apropiadas para constituir el puente de tradición hacia futuras generaciones que Hitler deseaba: resultaba inimaginable que unos escombros oxidados transmitieran el espíritu heroico que Hitler admiraba en los monumentos del pasado. Mi teoría tenía por objeto resolver este dilema: el empleo de materiales especiales, así como la consideración de ciertas condiciones estructurales específicas, debía permitir la construcción de edificios que cuando llegaran a la decadencia, al cabo de cientos o miles de años, pudieran asemejarse un poco a sus modelos romanos»
Podemos notar el amor de Hitler por lo clásico por sobre lo moderno cuando este despreció el diseño de Werner March para el Estadio Olímpico de los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936 por considerarlo muy moderno, Speer modificó los planos añadiendo un exterior de piedra.
Otro diseño de Speer donde se trató de demostrar la supremacía del poder nazista fue el diseñó del pabellón alemán para la Exposición Internacional de París de 1937, donde los pabellones alemán y soviético estaban el uno frente el otro. Sabiendo, gracias a una filtración clandestina de sus planos, que los soviéticos iban a construir dos figuras colosales que parecerían avanzar hacia el pabellón alemán, Speer modificó su diseño para incluir una enorme masa cúbica que se oponía a su avance, rematada en la parte superior por una gran águila que miraba hacia abajo a las dos figuras soviéticas. Ambos pabellones fueron galardonados con medallas de oro por sus diseños.
Entre las obras destacadas que han sobrevivido a nuestros años son el Aeropuerto de Berlín-Tempelhof y Prora, una estación vacacional construida en la isla de Rügen.
Dentro de los planes de Hitler y Speer, se encontraba el plan maestro para para reconstruir Berlín como capital del mundo, Welthauptstadt Germania. Speer elaboró un trazado que se basaba en una larga avenida de cinco kilómetros que corría de norte a sur y que el arquitecto llamó Prachtstrasse, la Calle de la Magnificencia, o también el «Eje norte-sur».En el extremo norte de esta avenida Speer dispuso la Volkshalle, un enorme edificio de asamblea cerrado por una gigantesca cúpula de más de 200 metros de altura y con espacio interior para 180 000 personas. En el extremo sur de la avenida habría un arco de triunfo, también de colosales proporciones, de al menos 120 metros de altura y capaz de contener el Arco de Triunfo de París.

CONTINUARA...

No hay comentarios:

Publicar un comentario